Washington D.C., Estados Unidos - 8 de agosto de 2025
La administración Trump ha intensificado su ofensiva contra Nicolás Maduro, el dictador venezolano no reconocido como líder legítimo por Estados Unidos desde 2019, con medidas que podrían precipitar el fin de su régimen tras más de una década en el poder.
El 7 de agosto, la fiscal general Pam Bondi anunció el duplicado de la recompensa por información que lleve al arresto de Maduro a 50 millones de dólares, acusándolo de encabezar el Cartel de los Soles y aliarse con grupos como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa para traficar cocaína mezclada con fentanilo hacia territorio estadounidense. Esta escalada se suma a una directiva firmada por Trump autorizando al Pentágono el uso de fuerza militar contra carteles extranjeros, incluyendo aquellos vinculados a Venezuela, como parte de una estrategia para combatir el narcotráfico transnacional que causa miles de muertes anuales en EE.UU.
Desde la reelección fraudulenta de Maduro en julio de 2024, condenada por observadores internacionales y seguida de protestas masivas reprimidas con violencia, el régimen ha enfrentado un aislamiento creciente. Estados Unidos, bajo Trump desde enero de 2025, ha renovado sanciones al sector petrolero venezolano, congelado activos por más de 700 millones de dólares y designado a más aliados de Maduro como narcoterroristas. La DEA reporta incautaciones de 30 toneladas de cocaína ligadas al Cartel de los Soles, con 7 toneladas directamente atribuidas a Maduro, financiando su aparato represivo mientras la economía venezolana colapsa con hiperinflación superior al 100% anual y escasez crónica.
Geopolíticamente, estos movimientos podrían forzar un punto de quiebre. Sin apoyo soviético o chino sustancial, y con aliados regionales como Brasil y Colombia distanciados, Maduro depende de ingresos delictivos que ahora enfrentan ataques directos. La directiva militar, aunque limitada a operaciones contra carteles, podría extenderse a activos venezolanos si se vinculan a amenazas a la seguridad nacional de EE.UU., similar a acciones pasadas contra narcos en México. Internamente, el éxodo de más de 7 millones de venezolanos y la erosión de lealtad en las fuerzas armadas indican fragilidad; informes de deserción y divisiones en el PSUV sugieren que una intervención externa limitada o un golpe interno podrían acelerarse si la presión económica ahoga al régimen.
Objetivamente, el fin de Maduro parece más cercano: sin elecciones creíbles, con economía en ruinas y Trump priorizando "América Primero" mediante aislamiento y fuerza selectiva, un cambio forzado o negociado para su salida podría materializarse en meses, potencialmente mediante un acuerdo de amnistía o extradición. Sin embargo, riesgos incluyen escalada regional si Rusia o Irán intervienen, o mayor represión interna que prolongue la agonía.
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