El régimen de Nicolás Maduro intensificó este miércoles sus maniobras defensivas al ordenar ejercicios armados en los barrios más populosos de Venezuela, en respuesta a la creciente confrontación con Washington. El dictador venezolano movilizó a militares, policías y milicias civiles para "proteger montañas, costas, escuelas, hospitales, fábricas y mercados", según un mensaje publicado en Telegram, donde acusó a Estados Unidos de buscar un "cambio de régimen".
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La decisión se produce horas después de que fuerzas estadounidenses hundieran un barco presuntamente dedicado al narcotráfico en aguas internacionales próximas a Venezuela. El presidente Donald Trump confirmó que el ataque dejó seis "narcoterroristas" muertos, elevando a 27 el saldo de fallecidos en estas operaciones desde principios de septiembre. Trump justificó las acciones al afirmar que cada embarcación interceptada transporta drogas suficientes para causar "miles de muertes por sobredosis", y que "pierdes a tres personas y salvas a 25.000".
La televisión estatal venezolana transmitió imágenes de vehículos blindados desplegándose en Petare, el mayor barrio marginal de Caracas y un reducto tradicional de apoyo chavista. Los ejercicios también se extenderán al estado Miranda, limítrofe con la capital, con el objetivo declarado de "ganar la paz", aunque analistas interpretan la movida como una demostración de fuerza ante la presión estadounidense.
Desde la Casa Blanca, Trump escaló el tono al revelar que su gobierno evalúa "ataques en tierra contra los cárteles de Venezuela", argumentando que "tenemos el mar bajo control". El mandatario confirmó además la autorización a la CIA para llevar a cabo operaciones encubiertas en territorio venezolano, con el fin de presionar al régimen de Maduro y forzar su salida del poder. "Los líderes de ese país han vaciado sus cárceles para enviar presos a Estados Unidos y son responsables del tráfico de drogas", explicó Trump, quien evitó responder directamente si la agencia podría "eliminar" a Maduro, calificándolo de "ridículo".
Estas declaraciones se enmarcan en una estrategia más amplia de confrontación. Estados Unidos ha desplegado ocho buques de guerra, un submarino nuclear y aviones de combate en el Caribe, como parte de una ofensiva antinarcóticos que Trump presenta como esencial para combatir el flujo de estupefacientes hacia su territorio. Según reportes del New York Times, estas acciones podrían extenderse a territorio venezolano propiamente dicho.
Maduro, quien enfrenta acusaciones generalizadas de fraude en las elecciones presidenciales del año pasado, ha denunciado repetidamente estas iniciativas como un intento de invasión. Los ejercicios militares buscan proyectar unidad y resistencia interna, en un contexto donde el régimen se encuentra aislado internacionalmente, con aliados como China y Rusia limitándose a declaraciones de apoyo verbal.
La tensión entre Washington y Caracas ha alcanzado niveles críticos, con el despliegue militar estadounidense erosionando la capacidad operativa de los presuntos narcotraficantes vinculados al gobierno venezolano. Mientras Maduro apela a la milicia bolivariana para defender "la soberanía", Trump insiste en que la estrategia de la Guardia Costera "nunca funcionó" y que solo la fuerza directa puede frenar la crisis de opioides en EE.UU.
La comunidad internacional observa con preocupación este pulso, que podría derivar en una escalada mayor. Por ahora, los ejercicios de Maduro sirven como recordatorio de la fragilidad del régimen, mientras las operaciones estadounidenses continúan sin pausa.