ExxonMobil, la gigante energética estadounidense, ha mantenido negociaciones secretas con Rosneft, la principal petrolera estatal rusa, para regresar a proyectos en Rusia, específicamente el Sakhalin-1, condicionado a un acuerdo de paz en Ucrania que obtenga el visto bueno de ambos gobiernos. Estas discusiones se intensificaron tras la inauguración de Donald Trump en enero de 2025, involucrando a altos ejecutivos como Neil Chapman, vicepresidente senior de Exxon, e Igor Sechin, CEO de Rosneft, según reveló The Wall Street Journal.
¿En qué consisten estas negociaciones? Exxon busca recuperar pérdidas de miles de millones incurridas en 2022 al salir de Rusia por la invasión a Ucrania, cuando el gobierno de Putin expropió su participación del 30% en Sakhalin-1, un proyecto iniciado en 1995 con socios japoneses e indios. La compañía ha pedido apoyo al gobierno de Trump para un retorno seguro, discutiendo términos que incluyan compensaciones y protecciones legales. Sechin, sancionado por EE.UU., ha sido clave en estas talks, realizadas en lugares neutrales como Doha, Catar.
El Sakhalin-1, en el Lejano Oriente ruso, es uno de los mayores campos petroleros offshore, con reservas estimadas en miles de millones de barriles. Exxon ve oportunidad en un posible acuerdo de paz que levante sanciones, permitiendo reanudar operaciones y mitigar daños financieros. ¿Podría esto marcar un cambio en las relaciones ruso-estadunidenses? Analistas señalan que depende de avances en Ucrania, donde Trump ha prometido una resolución rápida, contrastando con políticas previas que forzaron salidas corporativas.
Esta revelación llega en un contexto de tensiones, con EE.UU. desplegando navales contra narcoterrorismo venezolano, aliado de Rusia, pero también explorando vías para negocios estables. Exxon no ha comentado públicamente, pero fuentes internas destacan el interés en activos estratégicos para su portafolio global.
