Un individuo en aparente estado de ebriedad desarmó a un oficial de la policía municipal en el centro de Tequila, un pueblo mágico en el estado de Jalisco, occidente de México, y accionó el arma repetidamente, generando pánico entre locales y turistas presentes en la plaza principal.

El incidente tuvo lugar el domingo pasado frente a la plaza principal, junto al templo de Santiago Apóstol, una zona de alta concurrencia turística. Dos hombres iniciaron una discusión que escaló a un forcejeo, lo que llevó a la intervención de agentes municipales. En el altercado, uno de los involucrados arrebató la pistola a un oficial, quien sujetó las manos del agresor para dirigir los disparos hacia el suelo, evitando heridas directas.

Los disparos, estimados en al menos 16, impactaron en el pavimento y provocaron que las personas huyeran en busca de refugio. Videos compartidos en redes sociales capturaron el momento, incluyendo a una mujer que colapsó por una aparente crisis de pánico. No se reportaron lesionados, pero el evento generó críticas en línea sobre la capacidad de la policía local para manejar situaciones de este tipo.

Los dos individuos fueron detenidos tras la intervención de más agentes, quienes recuperaron el arma. Este caso se suma a incidentes similares en México, como el ocurrido en julio en Tlatlaya, Estado de México –región central del país–, donde civiles interceptaron a policías, los desarmaron y vandalizaron su patrulla mientras entregaban suministros a colegas retenidos por pobladores en protesta contra operativos contra el crimen organizado.

Las autoridades de Jalisco han iniciado una investigación para esclarecer los hechos y evaluar protocolos de seguridad en zonas turísticas. Tequila, reconocido por su producción de la bebida homónima y como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, depende de su imagen pacífica para atraer visitantes.

¿Cuáles son los desafíos para la seguridad en pueblos mágicos como Tequila? Estos destinos, promovidos por el gobierno federal para impulsar el turismo cultural, enfrentan problemas como disputas callejeras agravadas por el alcohol, lo que resalta la necesidad de mayor capacitación policial.