Trinidad y Tobago respalda la operación militar de Estados Unidos contra el narcotráfico y se alinea con Guyana frente a Venezuela
La primera ministra Kamla Persad-Bissessar señaló que permitirá a las fuerzas estadounidenses operar desde suelo trinitense si el régimen de Venezuela “ataca o invade territorio guyanés”

Trinidad y Tobago ha respaldado firmemente el despliegue de buques militares estadounidenses en el Caribe para combatir el narcotráfico, marcando un giro significativo en la política de seguridad regional. La primera ministra Kamla Persad-Bissessar anunció que su gobierno permitirá a las fuerzas de Estados Unidos operar desde territorio trinitense si el régimen venezolano de Nicolás Maduro ataca o invade Guyana, en el marco de la disputa por la región del Esequibo. Esta postura refuerza la alianza con Washington y Georgetown, en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y crimen organizado en el Caribe.
¿Qué implica esta decisión? Persad-Bissessar enfatizó que, aunque Trinidad y Tobago mantiene buenas relaciones con el pueblo venezolano, no dudará en apoyar a Estados Unidos si Maduro amenaza la soberanía guyanesa. “Si el régimen de Maduro lanza algún ataque contra el pueblo guyanés o invade su territorio y el gobierno estadounidense solicita acceso a nuestro suelo, mi gobierno lo concederá sin reservas”, afirmó. Esta declaración se produce tras el despliegue de tres destructores de misiles guiados –USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson– junto con buques anfibios como el USS Iwo Jima, que transportan 4,500 marineros y 2,200 marines, según el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

¿Por qué este respaldo ahora? La operación estadounidense apunta al Cartel de los Soles, una red narcotraficante liderada por Maduro y altos mandos chavistas, como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López. Este grupo utiliza puertos y aeropuertos venezolanos para traficar cocaína, fentanilo, petróleo y oro, colaborando con organizaciones como las FARC, el ELN, el Cartel de Sinaloa y Hezbollah. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo designó como organización terrorista el 25 de julio de 2025, elevando la recompensa por Maduro a 50 millones de dólares.
🇹🇹🇺🇸🇻🇪‼️ | URGENTE — Trinidad y Tobago ofreció su territorio y aguas para operaciones de EE.UU. contra Nicolás Maduro, aclarando que no necesita consultar al CARICOM para respaldar a Washington. pic.twitter.com/8WoG6DO6zQ
— UHN Plus (@UHN_Plus) August 24, 2025
Trinidad y Tobago enfrenta una crisis de violencia sin precedentes. Según datos oficiales, el país registró 625 asesinatos en 2024, con una tasa de homicidios del 45.7%, de los cuales el 43.6% está ligado a pandillas. Persad-Bissessar señaló que el tráfico de drogas, armas y personas ha infiltrado las altas esferas de la sociedad caribeña, debilitando a los pequeños estados insulares que carecen de recursos para enfrentar a los cárteles. “Hemos estado ahogándonos en sangre y violencia durante 20 años”, afirmó, justificando su apoyo a la misión estadounidense.
La disputa del Esequibo aviva las tensiones. La región en conflicto, un área de 160,000 kilómetros cuadrados rica en petróleo y minerales, ha sido objeto de litigio desde el Laudo Arbitral de París de 1899, que otorgó la soberanía a Guyana Británica. Guyana defiende este acuerdo y aboga por resolver el conflicto en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), mientras Venezuela lo rechaza y reclama el territorio. En diciembre de 2023, Maduro intensificó la disputa con un referéndum para anexar el Esequibo, generando temores de escalada militar.

Guyana fue el primer país caribeño en apoyar la operación estadounidense. El presidente Irfaan Ali expresó su preocupación por la amenaza del crimen organizado, particularmente del Cartel de los Soles, y se comprometió a colaborar con socios internacionales para desmantelar estas redes. “Vemos con grave preocupación la amenaza a la paz y seguridad regional”, afirmó Ali, destacando la necesidad de alianzas sólidas. Otros países como Surinam, Barbados y las Islas Turcas y Caicos, que enfrentan tasas de homicidios en aumento, también han mostrado interés en reforzar la cooperación en seguridad.
El legislador estadounidense Carlos Giménez aplaudió la decisión de Trinidad y Tobago. Miembro del Comité de Servicios Armados, destacó el papel del país en la lucha contra el narcoterrorismo. Por su parte, el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, propuso declarar a las pandillas como organizaciones terroristas, subrayando la incapacidad de los estados insulares para enfrentar solos a los cárteles.
Venezuela acusa a Guyana de ser una marioneta de intereses extranjeros. La cancillería chavista calificó de “miserable” el apoyo de Georgetown a Estados Unidos, alegando que permite la injerencia de una petrolera estadounidense a cambio de beneficios energéticos. Maduro ha respondido movilizando 4.5 millones de milicianos y prohibiendo drones, mientras Padrino López advirtió que un ataque sería una agresión contra toda América Latina.
¿Qué papel juega la región en esta crisis? La Comunidad del Caribe (CARICOM), presidida por Holness, no ha emitido una postura unificada, y Persad-Bissessar aclaró que Trinidad y Tobago no consultará al bloque, dejando que cada miembro decida por sí mismo. Países como Antigua y Barbuda, Dominica y Santa Lucía han condenado las maniobras estadounidenses, defendiendo la región como una “zona de paz”.
La presión internacional crece. Ecuador y Paraguay declararon al Cartel de los Soles como terrorista, alineándose con Estados Unidos. La ONU, a través de António Guterres, instó a la contención, mientras aliados de Maduro como China e Irán denuncian injerencia. La oposición venezolana, liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, ve en esta presión una oportunidad para una transición democrática.

¿Hacia dónde va el Caribe? La estabilidad regional depende de un diálogo que evite una escalada militar. La resolución del conflicto del Esequibo requiere mediación internacional, mientras la lucha contra el narcotráfico exige cooperación hemisférica. La decisión de Trinidad y Tobago marca un punto de inflexión, pero el camino hacia la paz sigue siendo incierto.
Autor

Editor de UHN Plus y periodista cubano radicado en Groningen, Países Bajos. Especializado en la política de América Latina y Estados Unidos.
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