Un informe elaborado por el Royal United Services Institute (RUSI), un prestigioso foro de defensa con sede en el Reino Unido, ha puesto en alerta a la comunidad internacional al sugerir que Rusia estaría proporcionando equipo militar y tecnología a China para facilitar una posible invasión aérea de Taiwán. Basado en el análisis de cerca de 800 páginas de documentos rusos filtrados por el grupo hacktivista Black Moon, el estudio señala que Moscú podría estar suministrando sistemas clave, como paracaídas de alta altitud y vehículos anfibios de asalto, que serían cruciales para una operación de este tipo.

Los documentos, que incluyen contratos y cronogramas de entrega, fueron compartidos parcialmente con la agencia Associated Press y, aunque no ofrecen pruebas definitivas de pagos o recepciones por parte de China, sugieren que Rusia ha iniciado la producción de este equipamiento. Los expertos de RUSI consideran que estos materiales podrían ser utilizados por Beijing para superar las defensas taiwanesas, un escenario que ha ganado relevancia bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien ha priorizado la modernización militar con miras a convertir al Ejército Popular de Liberación en una fuerza de élite para 2050.

Un Apoyo Estratégico en un Contexto de Tensión

El informe llega en un momento en que altos funcionarios estadounidenses han advertido que Xi podría haber ordenado a sus fuerzas estar listas para una invasión de Taiwán para 2027. China reclama la isla democrática como parte inseparable de su territorio, y su retórica agresiva ha incrementado las preocupaciones globales. El equipamiento ruso, según los analistas, podría ser decisivo para ejecutar un asalto aerotransportado, permitiendo a Pekín desplegar tropas y blindados rápidamente sobre objetivos estratégicos como aeródromos y puertos taiwaneses.

Los documentos filtrados detallan reuniones entre delegaciones de ambos países, incluyendo visitas a Moscú, y establecen plazos para la entrega de tecnología especializada. Aunque no hay confirmación de transacciones completadas, el hecho de que Rusia esté desarrollando estos sistemas sugiere una colaboración que va más allá de la mera especulación. “Este equipo es específico para una fase inicial de invasión, algo que Rusia no necesita actualmente en Ucrania”, señaló un experto de RUSI, destacando la posible intención estratégica detrás de estas ventas.

Lecciones de Ucrania y su Impacto en Taiwán

El análisis también extrae lecciones de las dificultades rusas en Ucrania, donde los intentos de establecer puentes aéreos, como el fallido asalto al aeródromo de Hostomel en 2022, terminaron en fracasos costosos. Estos errores, que convirtieron una supuesta guerra relámpago en un conflicto prolongado, podrían estar guiando a China para evitar errores similares. El informe sugiere que Pekín podría emplear vehículos blindados lanzados desde el aire en áreas como campos de golf cercanos a infraestructuras críticas, facilitando el desembarco de fuerzas terrestres antes de que Taiwán pueda organizar una defensa efectiva.

A pesar de recurrir a reservas soviéticas para reponer su arsenal en Ucrania, Rusia mantiene la capacidad de exportar tecnología avanzada a China. Este intercambio no solo fortalecería la posición militar de Beijing, sino que también podría reflejar un intento de Moscú de consolidar una alianza estratégica frente a Occidente, especialmente tras las sanciones impuestas por la invasión ucraniana.

Implicaciones Globales y Respuesta Internacional

La revelación de este informe ha encendido alarmas en Washington y otras capitales aliadas, que ven en la colaboración ruso-china una amenaza creciente en el Indo-Pacífico. Taiwán, que ha intensificado su preparación militar ante la presión de Beijing, podría enfrentar un desafío sin precedentes si Rusia cumple con estas entregas. Expertos occidentales subrayan que el éxito de una invasión dependerá de la capacidad china para neutralizar las defensas aéreas taiwanesas, un objetivo para el que el equipamiento ruso podría ser un factor determinante.

Por ahora, la autenticidad de los documentos sigue bajo escrutinio, con la posibilidad de que hayan sido manipulados o incomplejos. Sin embargo, la magnitud de la información filtrada y su alineación con las ambiciones militares de Xi sugieren que la comunidad internacional debe estar preparada para un posible cambio en el equilibrio de poder en la región. Con el reloj ticking hacia 2027, la colaboración entre Rusia y China podría redefinir las tensiones globales, obligando a una respuesta coordinada para disuadir cualquier escalada militar.