El Comité Noruego del Nobel ha exigido la liberación inmediata de la activista iraní Narges Mohammadi, laureada con el Premio Nobel de la Paz en 2023, tras su detención violenta en Irán.
Narges Mohammadi, defensora incansable de los derechos humanos y de las mujeres en Irán, fue arrestada el viernes en la ciudad de Mashhad durante una ceremonia conmemorativa en honor al abogado y activista Khosrow Alikordi, fallecido recientemente en circunstancias controvertidas. Según informes de su fundación y familiares, la detención fue brutal: fuerzas de seguridad la arrastraron y golpearon, junto con otras activistas como Sepideh Gholian, Hasti Amiri, Pouran Nazemi y Alieh Motalebzadeh.
El presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, expresó profunda preocupación y declaró: “El Comité hace un llamamiento a las autoridades iraníes para que aclaren de inmediato el paradero de Mohammadi, garanticen su seguridad e integridad y la liberen sin condiciones”. Además, señaló que esta detención no parece casual, ya que coincide con la entrega reciente del Premio Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina Machado, destacando posibles vínculos entre regímenes autoritarios.
Mohammadi, de 53 años, ha dedicado su vida a la lucha contra la opresión de las mujeres, la abolición de la pena de muerte y la promoción de la democracia en Irán. Ingeniera de formación, ha sido arrestada en múltiples ocasiones, acumulando condenas que superan los 30 años de prisión y flagelaciones. En 2023, recibió el Premio Nobel de la Paz por su valentía, que fue aceptado en su nombre por sus hijos en Oslo, ya que permanecía encarcelada en la prisión de Evin, en Teherán.

Tras una licencia médica temporal en diciembre de 2024 para tratar problemas de salud graves —incluyendo afecciones cardíacas y una lesión ósea potencialmente cancerosa—, Mohammadi había continuado su activismo público. Su nueva detención representa un nuevo capítulo en la represión sistemática contra disidentes en el país.
El Comité Nobel se solidarizó con Mohammadi y todos los iraníes que trabajan pacíficamente por los derechos humanos, el Estado de derecho y la libertad de expresión. Esta exigencia internacional subraya la creciente preocupación por el deterioro de las libertades en Irán y el costo personal que pagan quienes las defienden.
