El grupo terrorista palestino Hamas ha expresado su intención de mantener el control de la seguridad en la Franja de Gaza durante el período de transición acordado en el reciente alto el fuego con Israel, según afirmó Mohammed Nazzal, miembro de su buró político, en una entrevista con Reuters desde Doha, Qatar. Nazzal rechazó comprometerse con la desmilitarización, argumentando que cualquier decisión sobre la entrega de armas depende de los términos de futuros acuerdos y de quién recibiría dicho armamento. Esta postura pone en evidencia los obstáculos para consolidar el plan de paz respaldado por Estados Unidos, que busca poner fin al conflicto y establecer una transición política en el enclave.

Hamas condiciona su participación en el alto el fuego a garantías políticas y humanitarias, incluyendo la posibilidad de un cese de hostilidades por hasta cinco años para facilitar la reconstrucción de Gaza y avanzar hacia un estado palestino. Nazzal enfatizó que el grupo no pretende retener los restos de los rehenes fallecidos capturados durante el ataque del 7 de octubre de 2023, pero señaló dificultades técnicas para localizarlos, solicitando apoyo internacional de países como Turquía o Estados Unidos. Hasta ahora, Hamas ha entregado nueve cuerpos y liberado a 20 rehenes vivos, según balances de ambas partes.

Por su parte, Israel insiste en que Hamas debe cumplir plenamente con el plan de 20 puntos propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump el 29 de septiembre, que prioriza la liberación inmediata de todos los rehenes y el desarme del grupo. La oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu emitió un comunicado instando a Hamas a acatar estos términos, advirtiendo que “se les está acabando el tiempo”. Israel también exige la entrega de todos los cuerpos de los rehenes asesinados, un punto de fricción que ha retrasado la apertura del cruce fronterizo de Rafah para la entrada de ayuda humanitaria y el tránsito de personas.

El acuerdo, firmado recientemente en Egipto con mediación de Estados Unidos, Qatar y Turquía, establece una suspensión temporal de hostilidades y un intercambio progresivo de prisioneros. Israel ha excarcelado a más de 1.900 palestinos y devuelto 120 cadáveres, mientras que la entrega de ayuda humanitaria sigue siendo insuficiente, según las autoridades de Gaza controladas por Hamas. Estas han advertido que la asistencia actual no cubre las necesidades básicas de la población, afectada por un conflicto que ha dejado 67.967 muertos y más de 170.000 heridos, según el Ministerio de Salud local, con un número indeterminado de víctimas aún bajo los escombros.

En cumplimiento del alto el fuego, el ejército israelí ha iniciado la demarcación de una “línea amarilla” en Gaza, que delimita el repliegue de sus tropas a más del 50% del territorio, según explicó el ministro de Defensa, Israel Katz, en X. Katz advirtió que cualquier intento de cruzar esta línea será respondido con fuego, destacando que las acciones militares israelíes son reactivas ante movimientos sospechosos. Mientras tanto, Hamas ha reiterado la necesidad de un Comité de Apoyo Comunitario compuesto por tecnócratas independientes para administrar Gaza tras el conflicto, una medida incluida en el acuerdo y apoyada por otras facciones palestinas.

Las celebraciones en Khan Younis y en la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv reflejan la esperanza generada por el alto el fuego, pero las tensiones persisten. El rechazo de Hamas al desarme y las disputas sobre los cuerpos de los rehenes podrían complicar la transición, mientras Israel mantiene su postura firme. El conflicto, desencadenado por el ataque de Hamas en 2023 que dejó 1.200 muertos y 250 secuestrados, sigue marcando un delicado equilibrio entre avances diplomáticos y desafíos para una paz duradera.