En Akron, una ciudad industrial en el estado de Ohio, en el noreste de Estados Unidos, famosa por su industria de neumáticos y cercanía al lago Erie, una niñera ha aceptado responsabilidad en un caso impactante de maltrato infantil. Según 3News, Kimberly Richmond, de 53 años, se declaró culpable por los cargos de poner en peligro a menores, un delito grave que la lleva directamente a sentencia sin juicio, prevista para el 6 de octubre.

¿Qué ocurrió con la niña bajo su cuidado? De acuerdo a WOIO, el incidente tuvo lugar el 29 de abril de 2025, cuando Richmond, quien cuidaba a la menor de 1 año mientras su madre, Breanna Peterson, estaba fuera de la ciudad, intentó bañarla en la ducha con agua tan caliente que causó quemaduras de primer, segundo y tercer grado en la cabeza, torso, piernas y brazos de la niña. En lugar de buscar ayuda inmediata, Richmond no llamó a paramédicos ni a la policía, dejando que la madre descubriera las lesiones al regresar.

¿Cuáles fueron las repercusiones para la víctima y su familia? Un reporte de Fox8 detalla que la niña sufrió daños permanentes que cambiarán su vida para siempre, con imágenes que muestran su cuerpo envuelto en vendajes en un hospital local. La madre expresó su furia: "Mi cuerpo se debilitó, no podía creer lo que veía. Confiarte mi hija y que le hagas esto. ¿No pudiste agarrarla? ¿No pudiste detener el agua? Nada. Y los moretones, las manchas. No cuadra". El fiscal del condado de Summit, Elliot Kolkovich, calificó el acto como despreciable, afirmando que causar tal daño a una inocente y no buscar atención médica altera para siempre la vida de la niña, esperando que la condena ayude en la sanación familiar.

¿Tenía la niñera antecedentes? Según WOIO, Richmond fue arrestada y convicta en 2006 por cargos similares de poner en peligro a menores, lo que indica un patrón previo. Las autoridades de Akron, lideradas por el teniente Michael Murphy, investigaron el caso tras el reporte de la madre, confirmando que las quemaduras se debieron al agua escaldante durante el baño.

Este suceso resalta los peligros en el cuidado infantil y genera llamados a verificaciones más estrictas para niñeras en un país donde millones de familias dependen de servicios externos. Richmond se entregó a la policía en mayo y ha permanecido en custodia.