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Estados Unidos rechaza oferta de Maduro: No habrá transición, exige salida inmediata del poder en Venezuela

Cualquier demora en la salida del dictador chavista es inaceptable para la Casa Blanca

Por UHN Plus
Estados Unidos rechaza oferta de Maduro: No habrá transición, exige salida inmediata del poder en Venezuela
Foto: AFP

En un movimiento que intensifica la crisis venezolana, Estados Unidos ha rechazado de plano una propuesta secreta del presidente Nicolás Maduro para abandonar el poder solo después de una transición de dos a tres años. La oferta, transmitida a través de canales diplomáticos indirectos, incluía concesiones sobre el acceso a las vastas reservas petroleras de Venezuela para empresas energéticas estadounidenses, pero Washington la descartó por considerarla insuficiente y dilatoria. Esta decisión, revelada por The New York Times, se enmarca en una escalada de presiones militares y encubiertas orquestadas por el presidente Donald Trump, quien ha desplegado el portaaviones USS Gerald R. Ford en el mar Caribe como parte de la operación “Lanza del Sur” —la mayor concentración naval estadounidense en la región desde la crisis de los misiles en Cuba de 1962—.

La propuesta secreta de Maduro: Transición a cambio de petróleo

Las conversaciones informales, iniciadas en las últimas semanas, surgieron en medio de un aislamiento creciente para el régimen chavista. Maduro, acorralado por sanciones renovadas y una oposición fortalecida tras las controvertidas elecciones de julio de 2025, propuso dimitir al final de un período de transición de entre dos y tres años, durante el cual mantendría cierto control transitorio. Fuentes cercanas a las negociaciones, citadas por el Times, indican que el líder venezolano también estaba dispuesto a abrir las puertas de la industria petrolera nacional —la más grande del hemisferio occidental— a compañías como ExxonMobil y Chevron, a cambio de un alivio en las sanciones y un reconocimiento implícito de su salida ordenada.

Trump, en una declaración el domingo previo al reportaje, aludió a estos diálogos sin entrar en detalles: “Es posible que mantengamos conversaciones con Maduro, y ya veremos cómo resultan”, dijo el presidente durante una entrevista. Sin embargo, en privado, asesores de la Casa Blanca han enfatizado que el acceso al petróleo venezolano es un incentivo clave para Trump, más allá de los temas públicos como el narcotráfico y la migración masiva. Hasta la fecha, la administración Trump ha ordenado 21 ataques aéreos contra embarcaciones ligadas al tráfico de drogas en aguas venezolanas, resultando en al menos 83 muertes, sin autorización explícita del Congreso.

La respuesta firme de Washington: “No descarto nada”

La rechazo estadounidense fue categórico. La Casa Blanca, a través de altos funcionarios anónimos, comunicó que cualquier demora en la salida de Maduro es inaceptable, exigiendo una transición inmediata hacia un gobierno de unidad liderado por la oposición. Trump, conocido por su enfoque pragmático pero implacable, ha autorizado a la CIA a preparar operaciones encubiertas en Venezuela, que podrían incluir sabotajes, ciberataques, campañas psicológicas o de desinformación. Aunque no se ha dado luz verde a intervenciones terrestres, se han delineado opciones militares como strikes selectivos contra instalaciones de narcotráfico o unidades leales a Maduro.

“No descarto nada. Solo tenemos que ocuparnos de Venezuela”, afirmó Trump el lunes en una declaración que subraya la determinación de su administración. Como parte de esta ofensiva, el Departamento de Estado anunciará el 24 de noviembre la designación del Cartel de los Soles —la presunta red de narcotráfico dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas— como organización terrorista, lo que abriría la puerta a nuevas sanciones y acciones legales. Esta estrategia polifacética combina diplomacia coercitiva con amenazas creíbles, recordando las tácticas empleadas por Trump en su primer mandato contra el régimen.

Contexto de la crisis postelectoral: Elecciones robadas y presión internacional

La oferta de Maduro llega cuatro meses después de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2025, donde el candidato opositor Edmundo González Urrutia, respaldado por María Corina Machado, obtuvo una victoria arrolladora según actas independientes, pero fue ignorada por el Consejo Nacional Electoral controlado por el chavismo. Maduro se proclamó vencedor en un proceso ampliamente denunciado como fraudulento por la Unión Europea, la OEA y gran parte de la comunidad internacional, lo que desató protestas masivas reprimidas con violencia y el exilio de líderes opositores. González, quien se encuentra en España, ha reiterado que no negociará con el régimen sin garantías de elecciones libres.

Aunque el artículo no detalla reacciones específicas de la oposición en las últimas horas, figuras como Machado han calificado previamente cualquier diálogo con Maduro como una “trampa” para perpetuarse en el poder. La presión de EE.UU. se alinea con un consenso hemisférico: Brasil y Colombia han cerrado fronteras parciales, y la ONU ha documentado violaciones masivas de derechos humanos. El despliegue naval en el Caribe no solo sirve como disuasivo, sino como señal a aliados regionales de que Washington está dispuesto a actuar unilateralmente si es necesario.

Implicaciones geopolíticas: ¿Diplomacia o confrontación?

El rechazo a la oferta de Maduro marca un punto de inflexión en la estrategia de Trump hacia América Latina. Al priorizar una salida inmediata, EE.UU. busca no solo desmantelar el régimen chavista, sino también contrarrestar la influencia de aliados como Rusia, China e Irán en Venezuela, que han explotado sus recursos para evadir sanciones globales. Analistas citados por el Times advierten que, sin un acuerdo, la escalada podría derivar en inestabilidad regional, con riesgos de migración masiva y disrupciones en el suministro de petróleo.

Sin embargo, las negociaciones estancadas dejan una puerta entreabierta para soluciones híbridas: un gobierno de transición con supervisión internacional o incentivos económicos para facciones leales a Maduro. Trump ha enfatizado en reuniones privadas que el petróleo venezolano —estimado en 300 mil millones de barriles— es un premio que podría revitalizar la industria energética estadounidense, pero solo bajo un marco democrático. Organizaciones de derechos humanos, por su parte, urgen a Washington a priorizar la accountability por crímenes del régimen sobre intereses comerciales.

Hacia un futuro incierto: La hora de la verdad para Venezuela

El pulso entre Maduro y Trump no es solo una disputa bilateral, sino un capítulo decisivo en la lucha por la democracia en las Américas. Con el USS Gerald R. Ford surcando las aguas caribeñas y operaciones encubiertas en marcha, el mensaje de EE.UU. es claro: la era de concesiones ha terminado. Si Maduro no cede, Venezuela podría enfrentar no solo aislamiento diplomático, sino una intervención que altere el mapa geopolítico. Mientras el mundo observa, la oposición venezolana —encarnada en líderes como Machado y González— se prepara para capitalizar cualquier grieta en el régimen. En este tablero de alto riesgo, la transición no es una opción: es una exigencia.

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